A pesar de sus esfuerzos por ocultarle a
Rafa su decepción en Lank Corporate, tuvo que confesárselo. Le dolía incluso
oírselo decir a sí misma, tan grande como había sido su ilusión por aquel
empleo. Pero, era evidente, el mundo de la empresa era así, al menos eso era lo
que decía Nacho.
–Ya le dije yo, señorita, que era
espionaje, y está visto que su amigo se beneficia, y mucho, de ello. Éste va a
subir nadando por encima de todo ese lodo, es el precio que tiene que pagar
para ascender.
Se encontraban tomando una hamburguesa con
patatas fritas en un local céntrico de Greda, charlando en voz baja mientras
miraban a través de la cristalera la calle repleta de gente paseando.
–¿Y qué fue lo que pasó con Sonia,
señorita?
–Estaba preocupada por unas inversiones que
han captado en Brexals y que están siendo investigadas. Tiene hasta miedo de
que la puedan expulsar del país. Pero, en principio, nada que ver conmigo.
–Usted dice que es buena chica…
–Sí, no es mala gente. Está resentida con
Manele por varios motivos… –Marcy se quedó como ausente unos segundos–. Pero no es una delincuente, sólo se defiende
como puede.
–Sería bueno hablar con García, él podrá
aclararnos más los documentos que firmó usted con su marido. Llámele.
Inmediatamente.
Estaban absortos en su conversación cuando
vieron pasar entre los transeúntes a Nacho de la mano de una chica.
–¿Lo recuerdas, Rafa?, Nacho, el de Lank
Corporate, coincidimos en la facultad. La que va con él debe ser su esposa,
estaban por reconciliarse.
–¡Sí!, lo recuerdo, de vista, de la casa.
El nadador del lodo–. Rafa le guiñó un ojo, con aire pícaro.
El bedel no hizo mucho caso de Nacho.
–Volviendo a lo nuestro, señorita, he hecho
algunas averiguaciones.
–¿Ah, sí?
Marcy estaba distraída, observando a la
pareja hasta que la perdió de vista.
–Acerca de Román, lo que se dice es que se
lleva beneficiando muchos años de recalificaciones de terrenos para construir,
y se lleva una buena pasta, por descontado, que va a parar a cuentas secretas
en paraísos fiscales.
Marcy fijó de nuevo toda su atención en su
amigo.
–Son los llamados territorios off shore,
donde no se pregunta de dónde viene ni a dónde va el dinero. La corrupción
urbanística, señorita, que es, fundamentalmente, el deporte nacional.
Rafa continuó explicándole que el tal Román
trataba con políticos al más alto rango y seguro que estaba metido en la
financiación de partidos mediante negocios irregulares.
–A nivel de ministros, señorita, me
enteraré de más detalles, le estoy cogiendo el gusto a esto, indudablemente.
Pero usted llame a García, puede sernos de ayuda.
Ella asintió con la cabeza.
–A mí la que me importa es usted, señorita,
que no se vea perjudicada por ninguno de estos buscavidas– dijo Rafa mirándola
a los ojos con suavidad.
–No sabes lo que te lo agradezco, tú eres
mi único apoyo, Rafa, mi ángel de la guarda –declaró ella bajando la vista al
suelo.
–Si hay algo irregular y se puede corregir,
cuanto antes, mejor. Eso es lo que queremos.
A pesar de la conversación, nada
tranquilizadora, los dos dieron buena cuenta de su comida y después salieron
del restaurante y tomaron un taxi.
Rafa le pasó un brazo sobre los hombros y
la atrajo hacia sí. A ella le pareció que estaba animado, más tranquilo de lo
normal en él, con menos tics.
–Señorita, usted no se preocupe, que mientras
yo viva ya sabe que me tiene para lo que sea, indudablemente.
Y se perdieron en medio de la noche, ella
abrazada a él como si fuera su tabla de salvación.