–Marcy, ¿sabes que nos llamó Manele para
montar una cena como aquellas de antes? –le dijo Laura, en la guardería, mientras
esperaba que su hija hiciera sus ejercicios–. Está pensando en el bar de
Pancho. Por mí genial, ahora que las cosas parece que vuelven a su cauce…
Se estaba refiriendo a la reconciliación
entre Isabel y Román.
–También puede haber una nueva oportunidad
para vosotros, mujer. Las parejas pasamos rachas muy malas, pero si hay amor
todo vuelve a resurgir, ocurre muchas veces. La chispa se enciende otra vez si
los dos quieren.
Ya no era la primera vez que Laura le daba
el tostón con lo mismo. Y eso que sabía que Marcy no iba a hacer ningún caso.
Según le contó, Lucas estaba emocionado con
la celebración, por completo informal, sólo en calidad de amigos, nada que ver
con negocios.
Marcy aprovechó para echarle el anzuelo,
por si soltaba algo.
–Pues le oí decir a Lucas en la fiesta de
Román que ellos han vuelto a sus negocios. A ver si sale todo bien esta vez… Lo
llevan con mucha prudencia, ¿no?
–Ya sabes cómo es ese mundo, Marcy, si la
cosa se airea sale mal, y más teniendo en cuenta los problemas que tuvieron.
Román, que es el que dirige, está mucho mejor. El que me preocupa es Manele.
–¿Preocuparte a ti?
–Sí, dice Lucas que si Manele se pone
nervioso puede dar al traste con todo, y sería una pena; por eso si os
reconciliáis y todo vuelve a ser como antes…, pues mucho mejor para el negocio.
Por favor, hazme caso.
Frecuentaba a Laura y a Lucas casi a
diario, en la guardería, donde llevaban a la niña a hacer la terapia con
Arcadia. Pero se había equivocado dando tantas confianzas a sus amigos en el
jardín de infancia. Ya no era la primera vez que se encontraba a Laura saliendo
de la oficina, que estaba al fondo del pasillo, al lado de la cocina, como si
fuera su propia casa. La otra se disculpaba diciendo que había ido a tomar un
refresco de la nevera, o a coger una pieza de fruta, pero a Marcy no le
agradaba que se tomara tanta libertad.
Desde el accidente de su hija, Laura le
había dicho que tenía que tomar medicación para mantenerse animada y poder
dormir. Estaba nerviosa, obsesionada con ganar mucho dinero para comprar una
casa de planta baja con jardín, adaptada para minusválidos, para que su hija
pudiera moverse con facilidad en su silla de ruedas.
Y también quería ganar mucho dinero para
que le quedara a su hija por si ellos faltaban. Decía que ya que ella había
causado la desgracia, ella tenía que repararla.
Pero Marcy no tenía el más mínimo interés
en ningún negocio, que ellos hicieran lo que les pareciera, porque ella
prefería mantenerse al margen.
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