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lunes, 9 de diciembre de 2013

Marcy (124)


Le presentó a los compañeros, con quienes iba a colaborar en lo sucesivo, y tomó posesión de un despacho propio, bastante cercano al de Nacho.
Llamó a sus padres, loca de alegría, para darles la noticia que llevaban tantos años esperando, sobretodo su padre. Llamó a Arcadia y a sus amigas.
Comenzó en aquel mismo instante su actividad con una reunión con el equipo, para ponerse al corriente de los proyectos en curso, y para decidir cuál iba a ser su participación.
Y se sintió pletórica por haber desempolvado su título universitario y haberlo convertido en un valor real.
–Señorita, mi mayor enhorabuena para usted.
Fue a casa de Rafa aquella misma tarde para darle la noticia.
Incluso la madre de Rafa salió a saludarla y compartir la novedad al oírlos hablar tan animados.
–Esto merece que lo celebremos, ¿no? –dijo Marcy–. Usted, señora, también está invitada. Vamos los tres a cenar al restaurante, porque siempre soy yo la que vengo aquí a darle la lata, hoy se viene con nosotros.
La madre de Rafa se tomó su tiempo para arreglarse y después salieron a un restaurante próximo donde pidieron el menú especial, que era del gusto de la señora, compuesto de patatas hervidas y carne braseada. Compartieron el postre combinado los tres, que consistía en gruesos y coloridos trozos de frutas tropicales acompañados de una variedad de helados.
Casi finalizada la cena sonó el teléfono de Marcy y lo que oyó vino a empañar aquel ambiente de fiesta. Era Sonia, que le advertía de que tenía que hablar con ella cuanto antes.
–Te llamo en media hora, ¿vale? –contestó Marcy.
–Hay que irse, tengo que hacer una llamada telefónica importante –le susurró a su amigo, al oido.
En un momento pagaron la cuenta y abandonaron el restaurante con diligencia.
Cuando llegaron a casa de Rafa se metieron en la salita para llamar.
Sonia estaba nerviosa, hablando deprisa, pero Marcy la entendió a la perfección. Le dijo que de ninguna manera volviera a participar en ningún negocio con Manele, porque ella misma, a quien también había pedido su colaboración, estaba corriendo peligro hasta de ser extraditada y que no podía decirle más porque temía que el teléfono estuviera pinchado, que ya la informaría cuando volviera a Greda, que sería en fechas próximas.
Rafa había pegado la oreja al auricular para enterarse de todo.
–Puede que no tenga nada que ver lo de Sonia con lo suyo, señorita. Si hubiese algo malo ya nos habríamos enterado. Usted, ahora, a centrarse en su nuevo puesto de súper bella ejecutiva. ¡El traje le sienta extraordinario!
Ella notó que su amigo quería quitarle hierro a lo de Sonia.
Rafa puso una silla con el respaldo bloqueando la manilla de la puerta, como solía hacer para que su madre no fuera a sorprenderles, y comenzó a desvestirla con aire pícaro, prenda a prenda, hasta que quedó desnuda y él aun vestido por completo. Se sentó en el sofá y la colocó a horcajadas encima de él y comenzó a moverle las caderas con suavidad, a un ritmo pausado.

Pero ella no logró eliminar del todo la preocupación de su mente y no podía concentrarse y le pidió a su amigo dejarlo para otra ocasión.

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