La llegada de los niños, a principios de
septiembre, la distrajo por completo de cualquier otra inquietud que no tuviera
que ver con su cuidado. Los había echado tanto a faltar que todo el tiempo era
poco para prodigarles el cariño atrasado.
Hubo que ponerse en marcha para la
preparación del curso escolar y quedó absorbida por las ocupaciones de su
trabajo y de sus pequeños, que quedaban con Arcadia en la guardería durante su
horario de trabajo y otras veces en casa de los abuelos.
Los niños habían dicho que el padre había
prometido venir a fin de mes.
El comienzo del curso representó la vuelta
a una rutina que tenía ya casi olvidada.
El trabajo, la casa y los niños, salvo
algún tiempo libre en la guardería o con Rafa, y vuelta a empezar.
Pero el bedel ya no le era tan
imprescindible como antes.
Y se había adaptado a su nuevo trabajo a la
perfección.
Enfundada en su traje oscuro, que casi se
había convertido en uniforme para ella, mocasines y portafolios, con su cabello
recogido, manejaba su mundo con eficacia, dentro y fuera del Trass Building,
que se había convertido en su segunda casa.
Estaba contenta con su equipo y su equipo
con ella. Y estaba muy agradecida a Nacho.
Llevaba ya un mes en Lank Corporate y la
oficina de Nacho se había convertido en su segundo despacho, para hablar, tomar
un piscolabis juntos y también para gestionar documentos a través del fax, del
que carecía en su despacho.
Una mañana, tan temprano que Nacho aun no
había aparecido, observó el aparato expulsando gran cantidad de hojas de papel,
algunas de ellas ya en el suelo. Al recogerlas vio que procedían de Brexals y,
movida por la curiosidad, echó una ojeada a su contenido antes de colocarlas
sobre la mesa.
Figuraba una relación detallada de las
actividades de la Duxa Limited en el último ejercicio, con fechas y cuantías de
movimientos de dinero, compras, ventas, relación de altas y bajas de empleados,
cuentas de pérdidas y ganancias, adquisición de propiedades y cualquier otra
actividad reciente de la empresa.
Quedó extrañada de aquel hallazgo en el
despacho de su amigo, pero tuvo la intuición de que a Nacho no le gustaría que
ella conociera aquel informe, de manera que tomó de nuevo el taco de folios y
los colocó en la bandeja de salida del fax como si nadie los hubiera tocado.
Le cruzó por la cabeza como un rayo la idea
de que su amigo estuviera recibiendo información privilegiada.
Aquella tarde, sin más tardanza, llamó por
teléfono al bedel para decirle lo que había visto y Rafa le dijo que si podía
hacer una fotocopia, de alguna hoja por lo menos, y que la revisarían juntos. A
lo largo de los días siguientes estuvo atenta, a primera hora, a la actividad
del fax, hasta que volvió a aparecer otro informe y, tomando unas cuantas
hojas, las copió a toda prisa y las volvió a colocar en su sitio.
Invitó a Rafa a cenar, esa misma noche,
para enseñarle los papeles.
Los niños ya estaban acostados y dormidos
cuando él llamó a la puerta con los nudillos, por no despertarles.
Mientras tomaban unos canapés calientes,
acompañados con un excelente vino, el joven revisó el escrito como si no
hubiera hecho otra cosa en su vida.
–Esto es un informe sobre las actividades
de la Duxa Limited que se envía desde Brexals a la empresa de ustedes con el
fin, seguramente, de aprovecharse de esas averiguaciones y hacer negocio a
costa de la Duxa.
–¿Qué quieres decir Rafa? ¿Que Nacho puede
ser el beneficiario de toda esa información? Por eso ha subido tan alto en la
compañía… ¡No puedo creerlo de él!
–Pudiera ser, señorita, pudiera ser. Usted
me había dicho que el director de la Duxa sospechaba algo así, indudablemente
estos papeles lo confirman. Puede investigar el origen por el número del fax
que lo envió, seguro que coincide con el fax de la Oficina Internacional de la
Duxa.
Eran todavía las nueve de la noche y Marcy
se percató de que aun estaban abiertas las oficinas de la Duxa en Greda, de
manera que llamó a información para pedir el número de fax.
–Soy la señora de don Manuel –la
telefonista la conocía a la perfección–. Necesito el número de fax de la oficina
de Brexals para enviarle un documento urgente.
Cuando la empleada le dio el número, vio
que coincidía cifra por cifra con el que figuraba en los papeles que tenía en
la mano.
–Rafa, tienes toda la razón, viene de allí.
El caso, ahora, es saber quién lo envió. Espero que Manele no tenga nada que
ver.
No le agradó nada darse cuenta de que
Nacho, su amigo, su mentor, podía estar involucrado en algo así, pero quizá
fuera todo un error o una mala interpretación de unos papeles; una paranoia
más, a fin de cuentas, propia de una novata metida en la jungla de la
multinacional Lank Corporate.
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