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lunes, 1 de septiembre de 2014

Marcy (162)


La sorpresa de Marcy fue mayúscula cuando recibió la llamada de García citándola en su oficina de la Duxa  Limited para arreglar, según le dijo, algunos flecos pendientes.
A aquellas alturas cualquier noticia que procediera del contable le ponía los pelos de punta.
Su despacho estaba ordenado y limpio. Olía a un ambientador de limón. Él la recibió y, con la eficiencia de los profesionales de los números, le presentó unos documentos para firmar.
–Es sólo un momento, firma aquí y aquí. Es la liquidación de una sociedad que tenías con Román y la venta de unas propiedades ligadas a la sociedad. Esto es para recuperar el dinero y restituirlo.
Después sacó otros papeles más para firmar.
–Estos son para vender bienes que figuran vinculados a la guardería que tienes. Hay de deshacerse de ellos, pueden comprometerte. Tenemos que limpiarlo todo a fondo.
No entendía cómo podía haber sucedido aquello.
–¿Bienes vinculados a la guardería?
–En efecto. ¿Tú nunca diste a nadie documentos de la guardería?
Ella negó con la cabeza.
–Entonces es que te los robaron.
A veces sospechó que Laura se metía en la oficina de la guardería a revolver.
–Puede ser. El caso es que se arregle cuanto antes.
El contable la tranquilizó al respecto. Aquellos eran los últimos cabos sueltos del tema económico.
Román ya tenía arreglado todo lo suyo.
–De Manele, ¿sabes algo?
–Sí, ahora está en la finca de sus padres. Se ha hecho cargo del negocio de vinos.
García le explicó que la oficina internacional de la Duxa había sido extinguida a raíz del escándalo. Que Sonia había regresado a su país.
Del subdirector de la Duxa no se sabía nada.
Iba a despedirse cuando recordó que García sufría, como ella, por la enfermedad de su padre, y le preguntó por él.
–Muy mal, Marcy, está muy mal. Tantas operaciones, tantos tratamientos…, para nada. Lleva tiempo metido en la cama, sin ver ni oír, con la cabeza perdida. No merece la pena.
García ya había aceptado lo irremediable.
–Y el tuyo, ¿cómo está?
–Por un estilo. Esperando cualquier día lo peor. Ya estamos agotados.
Después de dejar a García quiso ver a Raúl, para descargar en él su zozobra, recibir su apoyo, pero no se encontraba en el edificio. De remate, su secretaria le dijo que habían llamado del departamento jurídico preguntando por ella. Marcy se acercó por el despacho del letrado y éste le presentó una citación para que acudiera a declarar al juzgado por el asunto de las lesiones de Román.
Su cabeza estaba a punto de estallar.

Tenía que tomar una decisión.

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