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lunes, 15 de septiembre de 2014

Marcy (164)


Rafa le explicó que aquello, aún cuando fuera verdad, era materialmente imposible, que un familiar suyo estaba trasplantado de riñón y después del trasplante necesitaban tantos cuidados médicos y tratamientos como antes.
–Aunque fuera verdad, se acabaría descubriendo. Inevitablemente. Parece que no ha tenido bastante, con todo lo que le ha ocurrido… –dijo, irritado, meneando la cabeza.
A Marcy le pareció que tenía toda la razón. No le molestaba en absoluto la regañina de su amigo, todo lo contrario.
–Y encima, para intentar esa locura, tener que pasar por testificar en falso. Le están intentando comer el coco, señorita, hacerle ir contra lo más sagrado. Apártese de esos delincuentes. Usted no se merece que la traten así. Usted tiene el alma más noble que yo he visto en mi vida.
El bocadillo del bedel quedó sin empezar en el plato y Rafa lo devolvió en la barra.
–A mí también se me ha quitado el apetito.
Ella terminó el botellín de agua y se levantó de la mesa como si le hubieran quitado mil kilos de peso de encima.
–Rafa, ¿sabes que eres para mí como el hermano que siempre quise tener? Eso y más. Estoy muy contenta de lo tuyo con Arcadia. Os quiero a los dos.
El semblante de preocupación de su amigo se transformó.
–No puedes disimularlo, ¿ah? 
Lo dejó en su puesto de trabajo y salió lanzada hacia el Zeol Center. Subió al gabinete del abogado y le dijo que, sin más tardanza, enviara al juzgado un escrito en su nombre renunciando a hacer cualquier tipo de declaración sobre el caso de Román.
Pasó después por el despacho de Raúl. El directivo acababa de llegar de un viaje de negocios, de varios días, a la sede central de la Duxa Limited.
Marcy había preferido no decirle nada hasta que estuviera de vuelta.
En cuanto lo vio, no fue capaz de reprimir las lágrimas. Había acumulado tanta tensión aquellos días que le faltaba el aire para explicarse y las palabras le salían a borbotones casi ininteligibles.
Raúl avisó a la secretaria para que no los interrumpieran, bajo ningún concepto.
–Antes o después tenía que pasar –dijo él, lacónico.
Marcy lo miró con los ojos enrojecidos.
–Después de lo que hemos hecho, era de esperar algo así. Ya sabía que esa caterva de malditos intentaría hacernos daño, pero lo que más lamento es que te haya salpicado a ti.
Ella no era capaz de entenderle.
–Desde que Román se fue de la Duxa, me la tienen guardada. Su padre, ese señor tan agradable que has conocido, que se llama León, nunca me perdonó que echara de aquí a su hijo, se ve que tenía aspiraciones de que el niño llegara a la cumbre de esta empresa Pero, ¿qué quieren? Ésta no es una compañía de forajidos.
La miró, directo, a los ojos.
–Ser directivo es lo que tiene, tienes que cortar cabezas y luego eso tiene consecuencias. Siempre he pensado que León es quién nos ha metido el cáncer en la Unidad Internacional, ha corrompido a nuestros ejecutivos, nos ha hecho mucho daño.
Marcy le explicó que lo había comentado todo con Rafa y que había seguido su consejo.

–Ese amigo tuyo es una joya, Marcy, qué talento más desaprovechado.

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