Novela gratis online para leer por entregas.


lunes, 16 de marzo de 2015

Marcy (190)


Llegó la primera Navidad viviendo separada de su marido y fue muy diferente para Marcy en todos los sentidos. Su vida ya poco tenía que ver con la que llevara en Mazello durante tantos años, su padre había muerto y trabajaba en una gran compañía. Volvió a vivir en directo, a diario, el bullicio de la gran ciudad engalanada para las fiestas, los grandes almacenes reclamando ventas especiales, la decoración multicolor de las calles, las farolas con altavoces acoplados que emitían música clásica de la mañana a la noche.
El ir y venir de los viandantes y el tráfico daba una vitalidad a la urbe que Marcy casi no recordaba, después del tiempo de aislamiento en Mazello.
Volvió a disfrutar del placer de las compras especiales y de los preparativos de Navidad.
Le correspondió estar con sus hijos la primera mitad de las fiestas. La segunda parte correspondía al padre y los niños irían a la finca para recibir el año. Era la primera vez que, de manera oficial, iba a producirse semejante reparto.
Aún no había tomado una decisión acerca del tema de la bodega.
No tardó en enterarse de que Manele había iniciado una relación con la mosquita muerta de la finca de al lado, la eterna solterona que parecía haber estado apostada, a la espera del derrumbamiento de su matrimonio.
Y ya le daba igual.
Fueron sus propios hijos quienes la avisaron por teléfono, el día de Nochevieja, cuando les llamó para felicitarles.
–¡Papá tiene una novia! ¡Papá tiene una novia! –dijo Manu a voz en grito, al aparato.
–Chsss, habla bajito, cariño, vosotros estáis bien, ¿no?
–Sí mami, hemos tomado las doce uvas, Pablo se atragantó.
Después se puso Pablo al teléfono.
–No le creas mami, ya sabes como es. Estamos pasándolo chachi –dijo con su voz de hombrecito recién estrenada–. ¿Estás contenta?
–Sí, mi príncipe. Estoy con Raúl, vamos a ver una película. Aquí no sé quién vino y dejó un montón de regalos para vosotros.
–Dime qué tienen, mami, ¡porfa!
Marcy le explicó que había cientos de regalos, envueltos en papeles de muchos dibujos y colores, que los paquetes eran tan grandes que apenas pudieron meterlos por la puerta. Que por eso Papa Noel había tardado más de lo debido y que depués había tenido que pedir la baja laboral.
–Mamá, me estás tomando el pelo. Ahora, aquí, las viñas en vez de uvas dan caramelos. ¡Para que te chinches!
–¿Y a ti como te gustan más, con uvas o con caramelos?
–A mí con caramelos, me estoy poniendo morado.
Le encantaba bromear con su hijo mayor.
–¡Mami, vale ya! ¿Cuándo vienes a buscarnos?
–Dentro de quince días cariño.
Se despidió de los niños y se acomodó en el sofá de su casa, al lado de Raúl.
Tomó su copa y brindó con él, por el año nuevo, una vez más.
–¿Están bien?
–Sí, mi amor, mejor de lo que esperaba. Venga esa película.
Extrajo una extensión de la parte inferior del sofá y estiraron los pies encima de ella. Marcy tomó una manta de punto que olía a un fresco suavizante de la ropa. A Marcy le pareció mejor que el perfume más caro que pudiera haber en el mundo.
Se taparon con ella.

–Ya puedes darle al play.

No hay comentarios:

Publicar un comentario