Novela gratis online para leer por entregas.


lunes, 15 de julio de 2013

Marcy (103)


Marcy no sabía a ciencia cierta en qué términos estaba la situación cuando Manele anunció su llegada para pasar el resto de las vacaciones en Mazello.
El regreso de su esposo ocurrió como si nada hubiera pasado. Apareció tranquilo y encantador, complaciente con ella y con los niños. Nada dejaba traslucir que estuviera atravesando ninguna crisis personal y retomó la convivencia en el hogar con una pasmosa naturalidad.
Marcy estaba desconcertada, sin saber a qué atenerse, hacía muchos años que él no se portaba con semejante delicadeza hacia ella y su comportamiento la empezó a hacer dudar de sí misma.
Le vio disfrutar de nuevo jugando con sus hijos, saliendo todos juntos al parque o a tomar una pizza, cenando los dos a solas hablando de todo en general y de nada en particular, como les gustaba hacerlo cuando eran felices.
A Marcy ya no importó sentirse de nuevo débil, necesitada de él y le comenzó a pedir seguridad en el amor, aquello que se había prometido a sí misma mil veces que no volvería a pedirle nunca.
Y él le decía lo que ella quería oír. Y cada cena se convirtió en una nueva promesa de amor y fidelidad por parte de él, como le había hecho tantas veces, y ella creyendo y creyendo.
–Haces demasiado caso a las habladurías.
Ella lo reconocía.
–Uno, ya sabes, si se le pone una lagarta por delante, ¿qué puede hacer?
Ella le disculpaba.
–Del amor al odio sólo hay un paso.
Ella creía en el refranero.
–Quien bien te quiere te hará llorar.
Y ella creía en él. Volvió a creer.
Le veía encantado y encantador, rodeado de los suyos, afectuoso con los suegros, involucrado en una empresa solidaria. Su madre llevaba razón.
Quizá, en efecto, hacía demasiado caso a las habladurías y tenía un príncipe a su lado sin darse cuenta. Terminó dudando de sí misma.
Manele ya se había olvidado de Isabel y de las demás, había recapacitado.
Y ella decidió dejar de lado a Rafa, por temor a los celos de su marido y escondió, bajo llave y apagado, su teléfono móvil y su portátil.

Atisbó una nueva oportunidad de recomponer su familia. Tomó el anillo que había quedado guardado en el chifonier de la entrada y se lo puso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario