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lunes, 13 de agosto de 2012

Marcy (55)



Poco se imaginaba Marcy que aquel reencuentro iba a tener tanta trascendencia en su vida.
En aquel momento Manele iba de un empleo a otro, sin un objetivo claro, mientras su madre le presionaba para atraparlo en la bodega familiar, ya que era el hijo único y heredero. Por su parte Lucas trabajaba en una oficina de una pequeña compañía de seguros con un salario que, unido al de Laura, no daba para mucho.
Isabel siempre había sido una chica atrevida, determinada, pero Marcy no se había dado cuenta de ello del todo hasta que un día les propuso a las dos un nuevo empleo para sus maridos.
Estaban en su cita semanal, como cada jueves, tomando un café y un bollo, con horas por delante, horas que parecía que iban a dedicar, como otras veces, a cotilleos del pasado.
–Chicas, qué queréis que os diga, no tenéis a los maridos bien orientados.
Marcy pensó que Isabel llevaba toda la razón del mundo, pero la primera que respondió fue Laura.
–¡Escuchen, que habla la lista!
La antigua rivalidad entre las dos, disfrazada de humor, pero ahí estaba.
–Chica, no te ofendas, me refiero que a donde vais con esos salarios de mierda, perdón por la expresión.
La rubia sacó de su bolso un cigarrillo y fue a pedir fuego a un camarero.
Aquella mañana Isabel venía de hacer deporte, vestida con un chándal blanco integral y lucía espléndida. Volvió a sentarse.
–¡Lo que es no saber! A los chicos hay que dirigirlos, si no ¿para qué los queréis? Ellos solos no saben, necesitan un cerebro que piense por ellos.
Las otras dos ya habían empezado a reír de buena gana.
–¡A ver qué dice la maestra! –Marcy se desternillaba.
–Que los metáis en la Duxa, ellos con sus carreras lo tienen fácil, Román les puede echar una mano, ¡dejadlo de mi cuenta!
Isabel siempre había sido una venida a más. Marcy no estaba segura de si aquello sería una jactancia sin fundamento, para dar a demostrar a las amigas sus influencias o iba en serio.
Aquella mañana no se volvió a tocar el tema y, terminado el encuentro, se fueron cada una por su lado sin más, a sus ocupaciones del día a día, inconscientes de que había un destino común esperándoles en una compañía multinacional llamada Duxa Limited.

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