Llevaba esperando aquella llamada
de Nacho desde hacía tiempo.
No se había lanzado a pedirle
trabajo, a pesar de lo necesitada que estaba, y ahora era él el que se lo
ofrecía, le venía como caído del cielo. La llamó por teléfono para que se
pasara por la empresa para formalizar un contrato de prueba. Todos los
esfuerzos realizados durante la carrera y el máster estaban dando sus frutos,
estaba exultante de alegría.
Tomó toda la documentación
necesaria y, de buena mañana, se presentó en la oficina de Nacho del Trass
Building, vestida con un sencillo traje sastre de corte impecable, el
maquillaje mínimo para darle un buen aspecto a su cara, y su cabello recogido
en una coleta; portaba un bolso tipo cartera de trabajo, donde llevaba sus
papeles, y calzaba unos mocasines de tacón medio.
No podía deshacer la sonrisa de
su cara cuando entró en la oficina de Nacho.
–¡Enhorabuena, compañera! –Su
amigo avanzó hacia ella y le estampó un par de sonoros besos en la cara–. Oye,
guapa, ¡que ha llegado tu momento!
–Estoy que me da un ataque de
nervios, ¡cuánto te tengo que agradecer, Nacho! –dijo ella mirándole a la cara
con franqueza.
–¡Anda, anda!, no perdamos
tiempo…, nos esperan los de Relaciones Laborales, llevas todo lo necesario,
¿eh?
Acudieron a formalizar el contrato
y ella estampó, por primera vez, su firma como profesional de una gran empresa
como Lank Corporate. Le pareció tocar el cielo con las manos.
–Voy a presentarte al gerente,
Marcy, vamos a su despacho.
Subieron a una de las plantas
superiores del edificio, donde se encontraba el despacho del más alto
directivo. La secretaria les anunció y les dio paso en seguida, mientras
sostenía, abierta, la magnífica puerta de madera que daba paso a la estancia.
El gerente se levantó de su
sillón, se acercó a ella a buen paso y le estrechó la mano con entusiasmo.
–Nacho me ha hablado mucho de ti,
Marcy. ¡Bienvenida a la compañía! Pronostico que tendremos una relación larga y
fructífera para todos, por lo que Nacho me dice no tengo ninguna duda.
–Haré todo lo posible por estar a
la altura… Estoy tan contenta de tener esta oportunidad… Es que no me lo creo
–balbució ella, agradecida.
El gerente tomó una botellita de
champán del frigorífico, la abrió y llenó tres copas de plástico, brindaron por
la nueva empleada y por los mejores augurios para su labor.
Nacho se haría cargo de mostrarle
su nuevo puesto de trabajo y sus funciones en el Departamento de Ayuda al
Desarrollo.
El sueño de su vida hecho
realidad.
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