Novela gratis online para leer por entregas.


lunes, 6 de abril de 2015

Marcy (193)


–Habéis llegado bien temprano. Los niños están en la finca de al lado, apurando las últimas horas, jugando con los nietos de los dueños. Vamos dentro, que está muy frío para estar parados.
En el porche delantero de la casa, sobre una mesa, depositó las tijeras, desenchufó y recogió el cable.
En el recibidor las plantas lucían algo menos frondosas que la última vez que las vio.
Sintió un fuerte olor a vino fermentado.
–El enólogo está en la nave muy apurado, estamos con el trasiego del vino. Está tomando muestras. El caldo este año es de los mejores, vamos a hacer gran reserva.
Entraron al salón, donde el ambiente estaba caldeado por la chimenea de ladrillo, enorme. Estaba llena de gruesos troncos incandescentes que daban calor sólo con verlos. De la cocina salía un delicioso olor a guiso de carne que se mezclaba con el que desprendía la leña.
Se oyó el ruido de pisadas bajando por las escaleras y el antiguo subdirector de la Duxa apareció tan tranquilo, vestido con ropas sencillas, de campo. Los de la ciudad también se habían ataviado de una manera similar.
El subdirector sabía que su antiguo jefe y Marcy iban a venir a recoger a los niños y no parecía preocupado por ello ni, según era evidente, había salido huyendo de la propiedad asustado por aquella visita. Todo lo contrario.
Marcy vio que el tresillo tenía un tapizado nuevo, claveteado como el anterior sobre la estructura de madera, de un tejido de pana gruesa de color granate. Lo encontró muy favorecido por el cambio.
–Mis padres están arriba –dijo Manele–. Mi padre está en la cama con gripe. ¿Os apetece un aperitivo?
Entró en la cocina sin esperar respuesta y volvió con unas copas pequeñas, corrientes, algo opacas del lavavajillas y una botella de vino, sobre una bandeja.
Se sentaron los cuatro y Raúl abrió fuego sin esperar más.
–Te extrañará que haya venido a verte –dijo al subdirector.
El otro sirvió un poco de vino en cada copa y no dijo nada.
–Porque yo hubo un tiempo que pensé en meterte un tiro en la cabeza, así, sin más.
A Marcy le sorprendió aquella manera de hablar de Raúl.
El otro mantenía la sangre fría y, como si su antiguo director estuviera hablando del tiempo, pidió a Manele que trajera unas aceitunas para acompañar el vino.
Marcy hizo ademán de levantarse.
–Tú quédate aquí, por favor –le indicó Raúl.
–Pero ya no pienso así –continuó–. Voy a decirte más, en mi opinión, ahora estás con peligro de que te pase cualquier cosa y no te estás dando cuenta.
El subdirector manifestó incredulidad.

–¡Macho, estás ocurrente hoy!

No hay comentarios:

Publicar un comentario