En cuanto dejó a los niños en el colegio, a
primera hora de la mañana, partió en su coche hacia el centro de Greda, aparcó
y se dirigió a su encuentro con el director de la Duxa Limited.
Nada más llegar a su despacho y anunciar la
secretaria su llegada, el director general la llamó sin hacerse esperar.
–Adelante, Marcy –le indicó desde dentro.
Observó de reojo que a la entrada tenía
expuestos diversos títulos académicos y se fijó en su nombre: Raúl.
–Gracias por recibirme –dijo Marcy mientras
se sentaba en el sofá del despacho por indicación de él.
–Usted dirá, ¿qué es lo que ha ocurrido?
–¿No se lo imagina?, desacuerdos sobre la
manera de llevar las cosas. A ver, que estoy en la calle… y lo que más rabia me
da es que tenía en curso unos proyectos para la Oficina de Ayuda Humanitaria y
ahora está todo perdido.
–Quizá pueda retomarlos más adelante. Si
los presentó en La Unión y se los aceptan, seguro que la llaman aunque no esté
en Lank Corporate. ¿No quiere decirme lo que sucedió?
Ella divagaba a propósito por no dejar al
descubierto lo que sabía. Temía que la tomara por una soplona, aunque lo que
había descubierto, que había sido la causa de su expulsión, también
perjudicaba, y mucho, a quién tenía sentado enfrente.
La mirada de él le causó un escalofrío que
recorrió toda su espalda de abajo a arriba.
“Un hombre noble y fuerte de los que ya
no hay”.
Echó la cabeza hacia atrás y enderezó la
espalda para tratar de mantener la compostura. El directivo ejercía sobre ella
una atracción tal que temió perder los papeles y quedar en ridículo.
Carraspeó, rogando para que le saliera la
voz natural.
–A mí lo único que me interesa es trabajar,
Raúl –se atrevió a decir por primera vez su nombre.
–Bien, por lo que me dice, podría haber
algo, hay que estudiarlo.
Ella pensó, por un momento, que porqué
aquel hombre debía pagar los desastres causados por un traidor en su propia
empresa.
Se dio cuenta de que debía decirlo todo sin
reservas. Él pareció adivinar su pensamiento.
–Siempre y cuando la cuenta de resultados
mejore, porque en el último fiscal estuvimos de capa caída. Ya sabe usted el
motivo.
Su comentario terminó de demoler el
silencio de Marcy, que ya no podía más con la verdad.
–Voy a pasar por lo que no soy, Raúl, pero
yo sé de dónde viene el problema. Revise esto.
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