No podía soportar
aquel secreto martilleándole el cerebro ni un minuto más.
Cuando llamó a
Laura por teléfono la encontró eufórica. Una mano oculta había movido los hilos
con tal eficacia en los juzgados que Lucas estaba libre de cargos.
–Esto ha sido como
un milagro. Apareció dinero suficiente para saldar todas las deudas fiscales y
se acabó el problema, chula. Así de simple. Estamos locos de contentos.
Marcy no pudo
evitar pensar en León.
–Ya sé lo de tu
padre Marcy, que está muy mal. Para encima de todo lo que hemos pasado, el
remate. Las desgracias nunca vienen solas.
–Quería hablar
contigo de un asunto, Lau, ¿podemos quedar?
–Estamos en casa,
ven cuando quieras.
Llegó a la casa de
Laura en dos minutos, caminando con celeridad ansiosa por las calles de
Mazello. Se encontró en la vivienda con la familia al completo.
Lucas la abrazó,
estaba que no cabía en sí de alegría.
–Qué día que
llevamos, muchacha. No ganamos para sobresaltos. ¿Y tus niños?
–Están bien,
gracias.
Marcy no podía
compartir la comicidad de Lucas y le apartó con suavidad.
–¿Podemos hablar a solas
Lau? –dijo con un hilo de voz.
Laura la dirigió a
su habitación matrimonial y ambas se sentaron en la cama.
–Cuéntame que te
pasa, mujer.
–Los padres de
Román me están queriendo convencer de que declare que Manele empujó a su hijo.
Quieren vengarse, ¿te das cuenta?, acusarle de homicidio.
–¿Tú qué piensas
hacer?
–Estoy hecha un mar
de dudas, Lau. Imagínate que me han ofrecido la curación para mi padre, nada
menos.
–Marcy, eso es
imposible, tu padre está en situación terminal –Laura la miraba, incrédula.
–Hay un
tratamiento, y están dispuestos a ayudar si colaboro. Parece mentira, pero son
gente muy poderosa.
–Román resbaló, eso
lo vimos todos. Manele no tuvo nada que ver.
A Marcy le chocó lo
puntillosa que se había vuelto su amiga.
–No todas las
versiones coinciden, y el médico y el forense del hospital dictaron un informe
que indica que se aplicó una fuerza para producir la caída. Que las lesiones
que tuvo no son accidentales.
–No sé qué decirte,
Marcy, no sé qué decirte.
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