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martes, 12 de febrero de 2013

Marcy (81)



Acudieron después a un local de copas cercano, donde tomaron varios combinados. Manele se sentó a su lado y aprovechó la oportunidad para explicarle lo referente a las transferencias bancarias.
–¿Sabes? iba a decírtelo más adelante, pero te lo adelanto. Te va a encantar el destino de ese dinero. Son aportaciones voluntarias de particulares y empresas con las que trabajo, con destino a prospecciones para pozos de agua en el tercer mundo. Siempre ha sido tu sueño trabajar en ayuda al desarrollo, ¿verdad? 
Marcy pudo observar como Isabel, en animada charla con Rafa, prestaba atención a cada palabra y movimiento de Manele.
–Sólo tendrás que devolverme firmados unos documentos que te voy a enviar y continuar entregando las cantidades de dinero a García. Todo dentro de la más absoluta legalidad.
Se levantó para ir al cuarto de baño y tomó otro comprimido de Rapide, por temor a que el bajón pudiera arruinarlo todo. Pero no, todo andaba a la perfección.
De vuelta a su lugar, en un recodo del largo pasillo estaba Manele. La tomó del brazo con autoridad y la dirigió a una zona oscura e íntima del local, donde las parejas bailaban despacio mecidas por suaves canciones.
Con la debida precaución para no ser vistos comenzó a abrazarla, presa de una incontrolable excitación, a lo que ella respondió lo justo y preciso para no resultar cortante. Ya estaba a sus pies, así debía ser.
–Cariño –le dijo ella pasado un breve lapso de tiempo–, debemos volver con los demás.
Lo apartó de sí y regresó a su sitio guardando la misma perfecta apariencia con que había llegado y con la moral más alta que nunca.
Esta vez se sentó al lado de Rafa, mientras Isabel ocupaba el lugar que ella había dejado al lado de Manele y no paró de prodigarle atenciones a su amigo el bedel hasta el final de la velada.
Se despidieron de madrugada, a la puerta del hotel de los viajeros, cruzándose los besos de rigor.
–No sé qué es lo que pretendes, vas a volverme loco –le dijo Manele en voz baja, con expresión trastornada, mientras acercaba su cara a la de ella.
Marcy no dio contestación alguna, subió con Rafa a su habitación y, nada más cerrar la puerta, se arrancaron la ropa con ferocidad, rodando en seguida por el suelo.
Presa de una fuerza y una furia desconocida utilizó el cuerpo de Rafa sin contemplaciones, mientras su compañero, entregado, se brindaba por entero cumpliendo punto por punto todas sus exigencias.
Puede ser que los otros dos estén haciendo lo mismo”. Y ese pensamiento no la molestó en absoluto.
Ya no volvieron a encontrarse más en Brexals las dos parejas.
Marcy y Rafa participaron en las reuniones establecidas, según el programa, que terminaron con la elaboración de un dossier muy satisfactorio, y retornaron a Greda, sin que ella acabara de reprimir un regusto amargo oculto en su corazón.

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