Acudieron después a un local de copas
cercano, donde tomaron varios combinados. Manele se sentó a su lado y aprovechó
la oportunidad para explicarle lo referente a las transferencias bancarias.
–¿Sabes? iba a decírtelo más adelante, pero
te lo adelanto. Te va a encantar el destino de ese dinero. Son aportaciones
voluntarias de particulares y empresas con las que trabajo, con destino a
prospecciones para pozos de agua en el tercer mundo. Siempre ha sido tu sueño
trabajar en ayuda al desarrollo, ¿verdad?
Marcy pudo observar como Isabel, en animada
charla con Rafa, prestaba atención a cada palabra y movimiento de Manele.
–Sólo tendrás que devolverme firmados unos
documentos que te voy a enviar y continuar entregando las cantidades de dinero
a García. Todo dentro de la más absoluta legalidad.
Se levantó para ir al
cuarto de baño y tomó otro comprimido de Rapide, por temor a que el bajón
pudiera arruinarlo todo. Pero no, todo andaba a la perfección.
De vuelta a su lugar, en un recodo del
largo pasillo estaba Manele. La tomó del brazo con autoridad y la dirigió a una
zona oscura e íntima del local, donde las parejas bailaban despacio mecidas por
suaves canciones.
Con la debida precaución para no ser vistos
comenzó a abrazarla, presa de una incontrolable excitación, a lo que ella
respondió lo justo y preciso para no resultar cortante. Ya estaba a sus pies,
así debía ser.
–Cariño –le dijo ella pasado un breve lapso
de tiempo–, debemos volver con los demás.
Lo apartó de sí y regresó a su sitio
guardando la misma perfecta apariencia con que había llegado y con la moral más
alta que nunca.
Esta vez se sentó al lado de Rafa, mientras
Isabel ocupaba el lugar que ella había dejado al lado de Manele y no paró de
prodigarle atenciones a su amigo el bedel hasta el final de la velada.
Se despidieron de madrugada, a la puerta
del hotel de los viajeros, cruzándose los besos de rigor.
–No sé qué es lo que pretendes, vas a
volverme loco –le dijo Manele en voz baja, con expresión trastornada, mientras
acercaba su cara a la de ella.
Marcy no dio contestación alguna, subió con
Rafa a su habitación y, nada más cerrar la puerta, se arrancaron la ropa con
ferocidad, rodando en seguida por el suelo.
Presa de una fuerza y una furia desconocida
utilizó el cuerpo de Rafa sin contemplaciones, mientras su compañero,
entregado, se brindaba por entero cumpliendo punto por punto todas sus
exigencias.
“Puede ser que los otros dos estén
haciendo lo mismo”. Y ese pensamiento no la molestó en absoluto.
Ya no volvieron a encontrarse más en
Brexals las dos parejas.
Marcy y Rafa participaron en las reuniones
establecidas, según el programa, que terminaron con la elaboración de un
dossier muy satisfactorio, y retornaron a Greda, sin que ella acabara de
reprimir un regusto amargo oculto en su corazón.
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