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lunes, 4 de mayo de 2015

Marcy (197)



Marcy no podía creer que Nacho, su compañero de estudios, su amigo, a quién tanto debía por haberle dado impulso cuando lo necesitó y quien le dio su primera oportunidad laboral, se hubiera involucrado en algo tan feo.
Manejó información privilegiada y, gracias a ello, llegó a alto ejecutivo en Lank Corporate, pero haber participado en el incendio del Zeol, el edificio propiedad de la Duxa Limited, eso no era posible.
Era un trepa, desde luego, Marcy lo tenía catalogado así. Pero no era un criminal.
Acudía con regularidad al seminario que ella impartía en la universidad y se le veía bien, contento, le había dicho a Marcy que había rehecho su vida y que volvería a ser padre.
No podía ser que un canalla, capaz de causar un incendio en el que podía haber muerto mucha gente y que podía haber hundido a la Duxa para siempre, fuera un hombre tan feliz.
Antes de comenzar su clase semanal, Marcy le dijo que quería hablar con él.
Le esperó a la salida del aula y fueron juntos a la cafetería, la misma en la que habían pasado tan buenos ratos de estudiantes y en la que se forjó su relación con Rafa.
El bedel estaba en su puesto, imperturbable, servicial.
–Buenas tardes, señorita y don Nacho, buenas tardes –dijo, inclinando la cabeza, detrás de su mostrador.
Rafa era incapaz de guardarle ningún rencor.
Había sido su querido Rafa, la persona que le había devuelto a la vida, pero esa etapa ya había pasado y recordaba sus brazos con inmenso cariño, pero nada más.
–Venga, vamos a comer. Rafa, ¿te vienes? –dijo ella.
–Me encantaría, señorita, pero es completamente imposible. Tengo trabajo acumulado.
Se echó la mano derecha a la cabeza de manera característica en él, como si estuviera tratando de recordar algo, y continuó en sus ocupaciones.
Entraron a la cafetería y pidieron en la barra bocadillos y bebidas y se los llevaron ellos mismos en una bandeja. Se sentaron cerca del ventanal, uno al lado del otro, para poder ver el Parque Central que se extendía a sus pies y que resplandecía ya con la fuerza de la primavera.

Marcy tenía ganas de aclarar las cosas.

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