Novela gratis online para leer por entregas.


lunes, 5 de mayo de 2014

Marcy (145)



En Lank Corporate todo trascurría con la habitual celeridad en pos del negociado más rentable, como si de una colmena de laboriosas abejas se tratara, en el panal del Trass Building. Cada cual se afanaba en lo suyo para afianzarse y progresar en aquella competitiva multinacional y Marcy, que llevaba aun poco tiempo como empleada, se había reincorporado como si nada hubiera pasado.
El director recibió, sin recelo, sus repentinas disculpas.
Ella argumentó a su favor su poca experiencia y la ofuscación de que fue presa por no dejarse llevar por los buenísimos consejos que el directivo y Nacho le habían dado.
Errores de una novata, sin más, el director se mostró encantado ante el cambio de actitud y la restituyó aquel mismo día en su puesto.
–Cuento con tu colaboración, tal y como te había pedido, Marcy –dijo él, lo que ella entendió como una condición ineludible.
–Haré todo lo posible –le concedió, tratando de imprimir credibilidad a sus palabras.
Le quedaba una dura tarea, porque ella se tenía por esa clase de personas cuya transparencia les impide mentir de manera convincente. Si de pequeña tomaba un caramelo de la bombonera sin permiso, su madre adivinaba la travesura a la primera, en cuanto le ponía los ojos encima, parecía que lo llevara escrito en la cara.
No valía para eso y lo sabía, ni siquiera lo consideraba un mérito.
Nacho receló durante un tiempo de ella y apenas la recibía en el despacho, de manera que ya no tenía aquel acceso diario, como antes, que le permitía ver las recepciones de fax de su compañero.
Se centró de nuevo en su trabajo, junto con su equipo, y comenzó a pensar en la forma de acceder a los papeles de Nacho sin su conformidad. Le parecía horrible su cometido, y le costaba un enorme esfuerzo de disimulo ante sus colegas, pero se daba cuenta de que no siempre era mejor el proceder más recto. Entendía que las malas artes de unos pocos no debían hundir el trabajo de toda una gran compañía como la Duxa.
Haría lo que fuera necesario para impedirlo.
En los últimos meses los escándalos financieros abundaban en La Unión y la manipulación de los mercados por parte de la Gran Banca mediante ventas y compras de valores, violando todas las leyes comerciales, reportaban a algunos unas ganancias propias de verdaderos piratas financieros. Los privilegiados que conocían esas informaciones tenían el mundo en la palma de la mano. Y la información se conseguía por cualquier medio. Ya se lo había dicho Lucas.
En la guerra financiera, como en la guerra; y en la guerra empresarial, igual, así terminó por pensar Marcy.
Observó que a última hora de la jornada laboral aparecía la limpiadora, y pasaba a todos los despachos con una llave maestra; ideó la posibilidad de hacerse con ella para acceder a la oficina de Nacho. Pensó quedarse, después de la salida de todos los empleados, dando a demostrar que tenía mucho trabajo pendiente.
El día que consideró propicio verificó que en su planta no quedaba ningún trabajador haciendo horario extra y se metió en su despacho, dejando la puerta entornada para atisbar a su través.  Vió como la empleada de la limpieza dejaba la llave en la cerradura de la puerta de la oficina de su amigo y entraba a trabajar en el aseo. Se levantó sin hacer ruido, cogió la llave y se la metió en el bolsillo. Un poco después la empleada apareció en su despacho y señaló hacia el de Nacho.
–¿Habrá visto usted una llave en esa puerta?
Marcy negó repetidamente, no había visto ninguna llave allí, respondió a la empleada.
–No sé dónde tengo la cabeza, igual ni la dejé en la cerradura, menos mal que tengo una copia.
La trabajadora se fue, convencida de su fallo, y Marcy decidió esperar hasta el día siguiente para acceder a aquella oficina.

A partir de entonces, casi a diario, pasaba con el mayor sigilo, una vez quedaba sola después del trabajo de la limpiadora, y observaba todos los papeles de Nacho para dejarlo todo exactamente igual. Cuando se encontraba con algo procedente de Brexals lo fotocopiaba y lo restituía a su lugar. Envió las copias a un apartado de correos que le había indicado Raúl, hasta que éste la avisó de que el objetivo estaba cumplido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario