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martes, 13 de diciembre de 2011

Marcy (18)




Cuando se sentía sola se evadía en la limpieza de la casa, y su cabeza rulaba y rulaba sin parar, pensamientos tan torcidos, que hubieran estremecido a cualquiera.
Marcy sabía que no era santo de devoción de sus suegros desde el principio, la veían con desconfianza, como si ella les hubiera arrebatado al hijo, y Marcy nunca supo hacerse perdonar lo suficiente.
De hecho, tuvo constancia de que, durante el noviazgo, espiaron sus andanzas por las calles de Greda con el fin de pillarla en un renuncio. Un día se los encontró a la salida de un local de juego que frecuentaba y la saludaron con frialdad y, a partir de entonces, Marcy tuvo la impresión de que le seguían los pasos.
Y es que los suegros tenían la candidata perfecta para su hijo.
Ya en las primeras visitas a la propiedad, Marcy comprobó la existencia de aquella chica, heredera de la finca de al lado, que bebía los vientos por Manele, y a la que tuvo que soportar con resignación.  Marcy creía que sus suegros apoyaban a aquella niña bien, para en el futuro unir las propiedades, como cuando, en tiempos históricos, se unían los reinos en base a matrimonios concertados.
De manera que, ahora que Manele se trasladaba a trabajar fuera del país, hasta percibió en los suegros una pérfida satisfacción.
Y lo que más la torturaba de todo aquello, era pensar que su propia madre hacía piña con los vinateros. Les daba la razón en todo y no creía a Marcy en sus reparos hacia su familia política. Hasta le parecía que su madre lo único que quería era colocar bien a su hija, y deshacerse de ella, a costa de lo que fuera.
Se vio mediocre, sola, escoltada por sus pobres hijos.
Una doña nadie.
Pero sus suegros mejor se andaban con cuidado, porque ella también conocía algún secreto inconfesable de la bodega. Secretos de trastienda en la producción del vino, que podrían hacerles demasiado daño si se supieran. Sus suegros debían figurarse que ella lo sabía y Marcy entendía que esa era su fuerza en aquella casa, no se atreverían a ir en su contra.
Tratemos de no hacernos daño, si les parece”. Un pensamiento que se le antojaba una rabieta de niña, un sinsentido.
Necesitaba algo más sólido, quizá un golpe de suerte.

1 comentario:

  1. Felicidades por esta nueva entrega, espero con ansiedad la siguiente.....
    besotes

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